La crisis de la vivienda: desigualdades y dilemas
La vivienda ha roto todos los esquemas mentales y contratos sociales establecidos. El aumento desmedido y predatorio de los precios ha dejado sin sentido el refranero. Las casas ya no cuestan un riñón: hace tiempo que el valor este órgano en el mercado negro (30.000€) dejó de dar para la entrada. El Gordo de Navidad está más escuchimizado que nunca y de aquel premio que daba para comprar catorce casas ya no da ni para una. Mientras seis de cada diez casas se compran a tocateja, el único prospecto de miles de jóvenes no es conseguir una casa en una inmobiliaria, sino en un tanatorio.
Propietarios y apátridas: dos realidades opuestas
Datos y más datos que ahondan en una sensación compartida por todos. La vivienda se ha ido al carajo. Y ahora, ¿qué hacemos? Eso cuesta más decidirlo. El debate del “¿y ahora qué?” debe convivir con la disonancia cognitiva de que, independientemente de cuántas casas tienes, nadie llega, aparentemente, a final de mes, o al menos eso me dice mi casero.
Mientras el PP replica que las zonas tensionadas eliminan oferta del mercado, el mercado ha desaparecido sin haber declarado nada, al menos el 95% de este que ya se encuentra por encima de los 900€. ¿El resultado? Dejar la vivienda a ricos y desesperados.
Y así se va agrandando la brecha entre aquellos que compraron en su día y aquellos que no sueñan con comprar jamás. Apátridas y propietarios que contemplan el mundo con miradas bien distintas, con miedos y perspectivas cada vez más distantes. Mientras unos luchan por el derecho a la vivienda, otros reivindican el derecho a mercantilizarla sin ningún riesgo.
Vivienda: ¿un bien esencial o una inversión?
Miradas distintas de las que surgen villanos y mártires. Como otras veces, al otro lado del charco se puede vislumbrar nuestro futuro, donde las editoriales se llenaban de condenas al asesinato del CEO de una de las principales aseguradoras médicas en EE.UU, las redes sociales se llenaban de personas anónimas que veían al asesino como un mártir. Desigualdades que ven nacer nuestro lado más mezquino.
No vengo a relatar soluciones, haberlas hay muchas, casi todas ellas dentro del largo plazo. La pregunta no es cual es la línea de trabajo, sino cómo de valientes nos atrevemos a ser.
El futuro de la vivienda: preguntas sin respuesta
Pero pese a no querer aburrir con respuestas, quiero acabar con preguntas.
Si cuando hay sequía no dejamos regar campos de golf ni rellenar piscinas, en una emergencia habitacional, ¿debemos permitir comprar segundas, terceras, cuartas, o sucesivas residencias cuando cada vez más gente no alcanza a comprar una?
Si tener una vivienda para alquilar vale más la pena que un trabajo, ¿los “pequeños” propietarios son clase media?
Tras un lustro de repartir gratis zanahorias sin resultado, ¿cuándo empezaremos a utilizar el palo?
Pepe Martínez
Secretario de estrategia electoral y política de vivienda de JSIB
Regidor de l’Ajuntament de Palma.